¿QUÉ HACER? PROBLEMAS CANDENTES DE
NUESTRO MOVIMIENTO, escrito por LENIN entre el otoño y el invierno de 1901-1902, y
publicada por primera vez en el extranjero, en Stuttgart, en marzo de 1902. Está
dirigido contra el oportunismo en el movimiento socialdemócrata internacional y
su variante rusa, el “economismo”, hizo época en la historia del Partido
Bolchevique y en la historia del comunismo internacional. Desempeñó un inmenso
papel en la lucha por la creación de un partido marxista de nuevo tipo y echó
sus cimientos ideológicos. ¿QUÉ HACER? consta de cinco
capítulos. En el primero, LENIN dirige su crítica contra el oportunismo
internacional. Haciendo constar que la socialdemocracia de la Europa Occidental
se está convirtiendo, de un partido de la revolución social, en un partido de
reformas sociales, LENIN señala el vínculo que existe entre el “economismo” en
Rusia y el oportunismo en el movimiento obrero mundial. En este capítulo, LENIN
ofrece una fundamentación genial del valor de la teoría revolucionaria para el
movimiento obrero revolucionario. Subraya muy especialmente el papel
revolucionador de la teoría avanzada, el papel del aporte al movimiento obrero
del elemento consciente por los intelectuales marxistas. “Sin teoría
revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario… Sólo
un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir su misión de
combatiente de vanguardia”. Señalando que la socialdemocracia
revolucionaria lleva la lucha de clases en su forma económica, política y
teórica, Lenin destaca con gran fuerza el valor de la teoría revolucionaria
para el movimiento revolucionario ruso, para el partido proletario en Rusia.
Los capítulos II y III del libro ¿QUÉ HACER? están dedicados al
análisis de la correlación existente entre la espontaneidad y la conciencia y
al problema de los principios contrapuestos entre la política sindicalista y la
socialdemócrata. LENIN ofrece la fórmula clásica de la aportación de la
conciencia socialista en el movimiento obrero espontáneo por la socialdemocracia
revolucionaria. “La conciencia política de clase no se le puede llevar al
obrero más que desde el exterior, esto es, desde fuera de la
lucha económica, desde fuera de la esfera de las relaciones entre obreros y
patrones”. Derrotando al “seguidismo” de los “economistas”, LENIN señala que la
negación del papel dirigente del Partido, el ensalzamiento de la espontaneidad
conduce al desarme de la clase obrera frente a la autocracia y la burguesía. «Todo
lo que sea prosternarse ante el movimiento obrero espontáneo, todo lo
que sea rebajar la importancia del “elemento consciente”, la importancia de la
socialdemocracia, equivale --independientemente en absoluto de la
voluntad de quien lo hace-- a fortalecer la influencia de la ideología burguesa
sobre los obreros.» Batallando contra los “economistas” que estaban contra
una política independiente del partido proletario, y que como forma principal
de la lucha de clases, defendían la lucha económica de la clase obrera contra
el capitalismo; Lenin señala que la lucha económica de los obreros contra los
capitalistas no es más que la lucha colectiva de los obreros contra los
patrones “por conseguir condiciones ventajosas de venta de su fuerza de
trabajo, por mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los obreros”,
pero que esta lucha no puede llevar al derrocamiento del zarismo y del régimen
capitalista, a la emancipación de la esclavitud capitalista. Los “economistas”,
al vulgarizar la tesis del materialismo histórico acerca de que las condiciones
de la vida material son la fuerza motriz en el desarrollo de la sociedad,
dedujeron de ahí que la forma económica, de lucha de la clase obrera es de
valor primordial. En respuesta a ello, Lenin escribía que «los intereses “más
vitales”, “decisivos”, de las clases pueden ser satisfechos únicamente por
transformaciones políticas radicales en general; en
particular, el interés económico fundamental del proletariado puede ser
satisfecho únicamente por medio de una revolución política que sustituya la
dictadura de la burguesía por la dictadura del proletariado». Los restantes
capítulos del ¿QUÉ HACER?, están dedicados a las tareas
organizativas del movimiento obrero revolucionario y del partido del
proletariado. La posición oportunista de los “economistas” en los problemas de
organización estaba absolutamente ligada a su oportunismo en los problemas
ideológicos. Las divergencias ideológicas, el aislamiento en la organización,
los métodos primitivos, el sistema de círculos, eran obstáculos serios en la tarea
de la organización de la lucha de la clase obrera contra el zarismo y la
burguesía. El acrecentamiento del movimiento obrero revolucionario requería la
creación de un partido combativo único y centralizado. LENIN desarrolla en su
libro un amplio plan de organización del partido marxista revolucionario de
combate, capaz de resolver las tareas planteadas ante la clase obrera de Rusia.
Señala el enorme papel de la “Iskra”, leninista, el diario político de toda
Rusia de los marxistas revolucionarios, el diario que preparaba la creación
ideológica y orgánica del Partido Bolchevique. El libro asestó un golpe
destructivo a la ideología oportunista de los “economistas”. «La significación
histórica de esta famosa obra consiste en que en ella LENIN: 1) Pone al desnudo
por vez primera en la historia del pensamiento marxista, hasta en sus últimas
raíces, las fuentes ideológicas del oportunismo, demostrando que consisten,
ante todo, en prosternarse ante la espontaneidad del movimiento obrero y rebajar
el papel de la conciencia socialista en el movimiento proletario, 2) Reivindicó
en todo su valor la importancia de la teoría, del elemento consciente, del
Partido, como fuerza revolucionaria y dirigente del movimiento espontáneo, 3)
Fundamentó de modo brillante la tesis cardinal del marxismo, según la cual, el
Partido marxista es la fusión del movimiento obrero con el socialismo, 4)
Elaboró genialmente los fundamentos ideológicos del Partido marxista.
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